TAREA 3.
¿Qué escuelas de Geografía para educar en
ciudadanía?
Los cambios sociales y
tecnológicos que se han producido en el inicio del tercer milenio han obligado
a replantearse las metas educativas. La geografía escolar, institucionalizada
en el siglo XIX y XX, no es útil para responder a los nuevos retos ciudadanos.
Sin embargo, las rutinas escolares y la opinión pública resisten a las innovaciones
académicas; por eso es preciso cambiar la mentalidad tradicional desde el
análisis riguroso de la selección de los contenidos didácticos.
La
geografía ha servido a la cultura hegemónica en la formación de personas que
entendían el territorio como patrimonio colectivo, lo que daba lugar a un
sentimiento de identidad patrio, o bien como un conjunto de recursos diversos
que eran susceptibles de explotación por la actividad humana.
Cuando
destacamos la aportación de la geografía a la formación ciudadana no nos
referimos sólo a sus aspectos pragmáticos: localizar un lugar adecuado de
vacaciones, guiarnos con un mapa en una ciudad o entender un plano donde
aparecen los usos del suelo urbano. También queremos hacer hincapié en la
capacidad de esta materia para plantear cuestiones relativas a la manera de
organizar el espacio los diferentes agentes sociales: barrios marginales
(guetos) o espacios comerciales que implican el uso del transporte privado.
1.-El
mito de la geografía “en singular”: de la dialéctica de los paradigmas a la
pluralidad de enfoques.
Cuando se debate acerca de la
organización del currículo escolar se suele identificar cada materia escolar
con una sola manera de entender este conocimiento. En el caso de la geografía
se alude al papel de esta materia en la enseñanza o de su relación con la
historia y otras ciencias sociales.
Se
pretendía justificar el origen académico del saber desde una concepción única
de la materia, lo cual era muy significativo en el caso de la geografía, pues
su propio objeto de conocimiento pretendía ser una síntesis entre el medio
natural y la acción antrópica, entre las explicaciones de las ciencias físicas
y las sociales. La región, el territorio organizado por la acción humana, era
el objeto que había que enseñar. Sin embargo esta concepción entra en crisis,
primero desde una posición gnoseológica (la Nueva Geografía) y después desde
una posición más ideológica y ontológica (la Radical, la Humanística), que
busca responder a los interrogantes del papel de la disciplina en la vida
social. Muchos profesores buscan en el propio contenido académico falsas
respuestas a preguntas mal planteadas. Siguen buscando una respuesta única a la
pregunta: ¿qué es la geografía? ¿Cómo debemos enseñar los contenidos de la
geografía? Desconocen que la explicación de una geografía en singular ha
desaparecido, pues esta visión corresponde con una concepción regional de la geografía,
hoy ampliamente superada.
El
traslado de la geografía académica al marco escolar.
Se
puede afirmar que no sólo existe una pluralidad de enfoques en el análisis del
objeto de la geografía, sino también en sus objetivos y formas de abordar los
problemas con su enorme variedad de enfoques metodológicos y técnicas
específicas. Tal parece suceder que las opciones de un diálogo
interdisciplinario, demandados desde prestigiosas figuras como el sociólogo E.
Morin o el geógrafo M. Santos, hayan dado lugar a una consolidación de un
pensamiento complejo, donde no siempre es fácil diferenciar la complejidad del
eclecticismo superficial. Bueno sería que las investigaciones realizadas
formalizaran sus enfoques teóricos, al menos siguiendo la estela marcada por proyectos
como el de Horacio Capel en su investigación académica . Queremos destacar esta
idea, pues entendemos que los proyectos de investigación son una manera de
entender la ciencia que nos servirá para definir los proyectos curriculares en
el ámbito de la educación geográfica. Esta manera de proceder nos ha servido
para racionalizar nuestras opciones como profesores que formamos parte de un
proyecto pedagógico, pues nuestra experiencia se focaliza en el proyecto
Gea-Clío, donde hemos querido mostrar un camino que relaciona la investigación
y reflexión teórica con la práctica docente13. Una manera alternativa de
entender las relaciones entre el saber académico y el escolar, pues “miramos”
al rigor del conocimiento universitario para descubrir hipotéticas
explicaciones, conceptos y técnicas de trabajo que nos puedan servir para
explicar problemas escolares, que no son otros más que preguntas relevantes que
se hace la sociedad para explicar su propia existencia
Los
diferentes contextos sociales de los investigadores y profesores.
-El
mito de la geografía “en singular”: de la dialéctica de los paradigmas a la
pluralidad de enfoques. Cuando se debate acerca de la organización del
currículo escolar se suele identificar cada materia escolar con una sola manera
de entender este conocimiento. En el caso de la geografía se alude al papel de
esta materia en la enseñanza o de su relación con la historia y otras ciencias
sociales. Todo un discurso que reduce su aportación a una concepción
decimonónica del saber académico. Así la geografía y la historia eran las
encargadas de dar cuenta del sentido patrio del devenir histórico y del
territorio organizado políticamente ; una formación destinada a las elites
sociales, pues ellas eran las destinatarias de estas informaciones que se
desarrollaban en Primaria Superior y Secundaria.
2.-
Los modelos educativos y las teorías geográficas: De las teorías paradigmáticas
de aprendizaje a la diversidad social.
En
los ámbitos educativos, se identifica el saber académico con el conocimiento
teórico y la enseñanza de los profesores en el aula con la práctica docente. La
confusión estriba en presentar dos mundos opuestos, como si el saber académico
se elaborase al margen de las clases universitarias y la práctica de los
centros de enseñanzas primaria y secundaria se desarrollara sin ningún tipo de
reflexión teórica sobre el qué y el cómo enseñar a los alumnos unos contenidos
precisos. Además, la docencia universitaria también es objeto de reflexión
teórica, aunque sea despreciada por muchos profesores. Por eso concedemos una
gran relevancia a la posibilidad de relacionar la innovación en las aulas con
la investigación educativa, algo que no es único y original, pues desde otros
sistemas educativos se ha planteado el mismo esquema de relación.
El
diálogo entre paradigmas y modelos educativos.
Las investigaciones e innovaciones en
didáctica de la geografía se han preocupado por el papel de las escuelas o
tendencias dentro del campo disciplinar. En más de una ocasión se ha definido
esta cuestión como una relación directa entre los denominados paradigmas en
geografía y su aplicación didáctica en el mundo escolar. Sobre este particular
quiero hacer dos precisiones iniciales.
Referencias.
TAREA 4.
Década de la educación
para la
sostenibilidad Temas de Acción Clave.
Compromiso
por una educación para la sostenibilidad.
Vivimos
una situación de auténtica emergencia planetaria, marcada por toda una serie de
graves problemas estrechamente relacionados: contaminación y degradación de los
ecosistemas, agotamiento de recursos, crecimiento incontrolado de la población
mundial, desequilibrios insostenibles, conflictos destructivos, pérdida de
diversidad biológica y cultural … Esta situación de emergencia planetaria
aparece asociada a comportamientos individuales y colectivos orientados a la
búsqueda de beneficios particulares y a corto plazo, sin atender a sus
consecuencias para los demás o para las futuras generaciones. Un comportamiento
fruto, en buena medida, de la costumbre de centrar la atención en lo más
próximo, espacial y temporalmente. Los educadores, en general, no estamos
prestando suficiente atención a esta situación pese a llamamientos como los de
Naciones Unidas en las Cumbres de La Tierra (Río 1992 y Johannesburgo 2002).
Proponemos
por ello el lanzamiento de la campaña Compromiso por una educación para la
sostenibilidad. El compromiso, en primer lugar, de incorporar a nuestras
acciones educativas la atención a la situación del mundo, promoviendo entre
otros: • Un consumo responsable, que se ajuste a las tres R (Reducir,
Reutilizar y Reciclar) y atienda a las demandas del “Comercio justo”. • La
reivindicación e impulso de desarrollos tecnocientíficos favorecedores de la
sostenibilidad, con control social y la aplicación sistemática del principio de
precaución;. • Acciones sociopolíticas en defensa de la solidaridad y la
protección del medio, a escala local y planetaria, que contribuyan a poner fin
a los desequilibrios insostenibles y a los conflictos asociados, con una
decidida defensa de la ampliación y generalización de los derechos humanos al
conjunto de la población mundial, sin discriminaciones de ningún tipo (étnicas,
de género…). • La superación, en definitiva, de la defensa de los intereses y
valores particulares a corto plazo y la comprensión de que la solidaridad y la
protección global de la diversidad biológica y cultural constituyen un
requisito imprescindible para una auténtica solución de los problemas.
Educación
para la sustentabilidad.
La educación para un futuro sostenible habría
de apoyarse, cabe pensar, en lo que puede resultar razonable para la mayoría,
sean sus planteamientos éticos más o menos antropocéntricos o biocéntricos.
Dicho con otras palabras: no conviene buscar otra línea de demarcación que la
que separa a quienes tienen o no una correcta percepción de los problemas y una
buena disposición para contribuir a la necesaria toma de decisiones para su
solución. Basta con ello para comprender que, por ejemplo, una adecuada
educación ambiental para el desarrollo sostenible es incompatible con una
publicidad agresiva que estimula un consumo poco inteligente; es incompatible
con explicaciones simplistas y maniqueas de las dificultades como debidas
siempre a “enemigos exteriores”; es incompatible, en particular, con el impulso
de la competitividad, entendida como contienda 2. Educación para la sostenibilidad
para lograr algo contra otros que persiguen el mismo fin y cuyo futuro, en el
mejor de los casos, no es tenido en cuenta, lo cual resulta claramente
contradictorio con las características de un desarrollo sostenible, que ha de
ser necesariamente global y abarcar la totalidad de nuestro pequeño planeta.
Frente a todo ello se precisa una educación que ayude a contemplar los
problemas ambientales y del desarrollo en su globalidad (Tilbury, 1995; Luque,
1999; Duarte, 2006), teniendo en cuenta las repercusiones a corto, medio y
largo plazo, tanto para una colectividad dada como para el conjunto de la
humanidad y nuestro planeta (Novo, 2006a); a comprender que no es sostenible un
éxito que exija el fracaso de otros; a transformar, en definitiva, la interdependencia
planetaria y la mundialización en un proyecto plural, democrático y solidario
(Delors, 1996). Un proyecto que oriente la actividad personal y colectiva en
una perspectiva sostenible, que respete y potencie la riqueza que representa
tanto la diversidad biológica como la cultural y favorezca su disfrute (Ver
Biodiversidad y Diversidad cultural). Merece la pena detenerse en especificar
los cambios de actitudes y comportamientos que la educación debería promover:
¿Qué es lo que cada uno de nosotros puede hacer “para salvar la Tierra”? Las
llamadas a la responsabilidad individual se multiplican, incluyendo
pormenorizadas relaciones de posibles acciones concretas en los más diversos
campos que podemos agrupar en: Consumo responsable (ecológico o sostenible),
presidido por las “3 R” (reducir, reutilizar y reciclar), que puede afectar
desde la alimentación (reducir, por ejemplo, la ingesta de carne) al transporte
(promover el uso de la bicicleta y del transporte público como formas de
movilidad sostenible), pasando por la limpieza (evitar sustancias
contaminantes), la calefacción e iluminación (sustituir las bombillas
incandescentes por las de bajo consumo) o la planificación familiar, etc., etc.
Crecimiento
económico y sostenibilidad
Sabemos,
sin embargo, que mientras los indicadores económicos como la producción o la inversión
han sido, durante años, sistemáticamente positivos, los indicadores ambientales
resultaban cada vez más negativos, mostrando una contaminación sin fronteras y
un cambio climático que degradan los ecosistemas y amenazan la biodiversidad y
la propia supervivencia de la especie humana. Y pronto estudios como los de
Meadows sobre “Los límites del crecimiento” (Meadows et al., 1972; Meadows,
Meadows y Randers, 1992; Meadows, Randers y Meadows, 2006) establecieron la
estrecha vinculación entre ambos indicadores, lo que cuestiona la posibilidad
de un crecimiento sostenido. El concepto de huella ecológica, que se define
como el área de territorio ecológicamente productivo necesaria para producir
los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una
población dada (Novo, 2006) permite cuantificar aproximadamente estos límites.
En efecto, se estima que en la actualidad la huella ecológica media por
habitante es de 2,8 hectáreas, lo que multiplicado por los más de 6000 millones
de habitantes supera con mucho (incluyendo los ecosistemas marinos) la
superficie ecológicamente productiva o biocapacidad de la Tierra, que apenas
alcanza a ser de 1.7 hectáreas por habitante. Puede afirmarse, pues, que, a
nivel global, estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los
que el planeta puede generar y admitir.
Tecnociencia para la sostenibilidad.
A estos criterios, fundamentalmente técnicos,
es preciso añadir otros de naturaleza ética (Vilches y Gil-Pérez, 2003) como
son: • Dar prioridad a tecnologías orientadas a la satisfacción de necesidades
básicas y que contribuyan a la reducción de las desigualdades, como, por
ejemplo: – Fuentes de energía limpia (solar, geotérmica, eólica, fotovoltaica,
mini-hidráulica, mareas… sin olvidar que la energía más limpia es la que no se
utiliza) y generación distribuida o descentralizada, que evite la dependencia
tecnológica que conlleva la construcción de las grandes plantas. – Incremento
de la eficiencia para el ahorro energético (uso de bombillas fluorescentes de
bajo consumo o, mejor, diodos emisores de luz LED; cogeneración, que supone la
obtención simultánea de energía eléctrica y energía térmica útil, aprovechando
para calefacción u otros usos el calor que habitualmente se disipa…). Todo ello
en un escenario “negavatios” que rompa el hasta aquí irrefrenable crecimiento
en el uso de energía. y haga posible una cultura demográfica sostenible. – Prevención
y reducción de la contaminación ambiental.apresurada de una tecnología, cuando
aún no se ha investigado suficientemente sus posibles repercusiones, como
ocurre con el uso de los transgénicos o de las nanotecnologías.
Contaminación sin fronteras
El problema de la contaminación
es uno de los primeros que nos suele venir a la mente cuando pensamos en la
situación del mundo, puesto que la contaminación ambiental hoy no conoce
fronteras y afecta a todo el planeta. Eso lo expresó muy claramente el ex
presidente de la República Checa, Vaclav Havel, hablando de Chernobyl: «una
radioactividad que ignora fronteras nacionales nos recuerda que vivimos
Consumo responsable.
Particular incidencia tiene en este
elevado consumo y sus consecuencias ambientales el modelo alimentario que se ha
generalizado en los países desarrollados (Bovet et al., 2008). Un modelo
caracterizado, entre otros, por: • una agricultura intensiva que utiliza
grandes cantidades de abonos y pesticidas y recurre al transporte por avión de
productos fuera de estación, con la consiguiente contaminación y degradación
del suelo cultivable; DOCUMENTOS DE TRABAJO | N. o 01 Década de la educación
para la sostenibilidad. Temas de Acción Clave 60 consumo responsable • la
inversión de la relación vegetal/animal en las fuentes de proteínas, con fuerte
caída del consumo de cereales y leguminosas y correspondiente aumento del
consumo de carnes, productos lácteos, grasas y azúcares. Se trata de una opción
de muy baja eficiencia porque, como ha señalado Jeremy Rifkin, hay que producir
900 kilos de comida para obtener 1 kilo de carne (¡), a lo que hay que añadir
que se necesitan 16 000 litros de agua. En definitiva, el consumo de energía es
muy elevado, de modo la industria de la carne es responsable de más emisiones
de CO2 que la totalidad del transporte. • la refinación de numerosos productos
(azúcares, aceites…), con la consiguiente pérdida de componentes esenciales
como vitaminas, fibras, minerales, con graves consecuencias para la salud.
Turismo sostenible
Cabe pensar, sin embargo, en un
turismo sostenible, respetuoso del medio. La página web http://
www.tecnociencia.es/especiales/turismo_sostenible/1.htm proporciona una amplia
información al respecto, incluida la definición misma de turismo sostenible
realizada por la Organización Mundial de Turismo (OMT): «El turismo sostenible
atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras
y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro. Se
concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan
satisfacerse las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al
mismo tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la
diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida»..
Derechos humanos y sostenibilidad
El logro de la sostenibilidad aparece
hoy indisolublemente asociado a la necesidad de universalización y ampliación
de los derechos humanos. Sin embargo, esta vinculación tan directa entre
superación de los problemas que amenazan la supervivencia de la vida en el
planeta y la universalización de los derechos humanos suele producir extrañeza
y dista mucho de ser aceptado con facilidad. Conviene, por ello, detenerse mínimamente
en lo que se entiende hoy por Derechos Humanos, un concepto que ha ido
ampliándose hasta contemplar tres “generaciones” de derechos (Vercher, 1998)
que constituyen, como ha sido señalado, requisitos básicos de un desarrollo
sostenible, de una cultura de la sostenibilidad que permita hacer frente a la
actual situación de emergencia planetaria.
Biodiversidad
Es preciso reflexionar acerca de la
importancia de la biodiversidad y de los peligros a que está sometida en la
actualidad a causa del actual crecimiento insostenible, guiado por intereses
particulares a corto plazo y sus consecuencias: una contaminación sin
fronteras, el cambio climático, la degradación ambiental..., que dibujan una
situación de emergencia planetaria. Para algunos, la creciente preocupación por
la pérdida de biodiversidad es exagerada y aducen que las extinciones
constituyen un hecho regular en la historia de la vida: se sabe que han
existido miles de millones de especies desde los primeros seres pluricelulares
y que el 99% de ellas ha desaparecido.
Urbanización y sostenibilidad
ciudadano se ha convertido casi en sinónimo de ser
humano… hablamos de civismo, de educar en la ciudadanía, de derechos y deberes
de los ciudadanos… la ciudadanía y, por tanto, la ciudad, aparecen como una
conquista clave de los seres humanos. Y en ese sentido, tan ciudadanos son los
habitantes de una gran ciudad como los de una pequeña población rural. Pero
sabemos que la atracción de las ciudades, del mundo urbano, sobre el mundo
rural tiene razones poderosas y en buena parte positivas. Como afirma Folch,
«las poblaciones demasiado pequeñas no tienen la masa crítica necesaria para
los servicios deseables».
En el Tema de Acción Clave dedicado a
la contaminación sin fronteras nos referíamos a las consecuencias catastróficas
de algunos “accidentes”, como el que supuso la explosión del reactor nuclear de
Chernobyl, auténtico desastre ambiental y humano. Y señalábamos que, a menudo,
no se trata de hechos accidentales, sino de auténticas catástrofes anunciadas.
Intentaremos fundamentar aquí esta tesis y mostrar su validez general en todo
tipo de desastres, incluidos los considerados “naturales”. Sólo esta
comprensión nos permitirá hacer frente a los mismos y adoptar medidas efectivas
para su reducción.
Referencias.
TAREA 5.
Historia de las
cosas.
A lo largo de los años,
nuestro planeta se ha visto envuelto en diferentes conflictos que día a día
contribuyen a que sea cada vez más propenso a desparecer. Somos malos
inquilinos, pues nos hemos preocupado exclusivamente por nuestro bienestar y el
de nuestras familias.
Todas las cosas que hay
en nuestra vida traen consecuencias sobre las comunidades a lo largo de todas
las etapas que transitan: desde la extracción de recursos para fabricarlas, a
su producción, venta, consumo y disposición. Sin embargo, la mayor parte de
esto se oculta. La
historia de las cosas presenta
una mirada dinámica y fundamentada sobre el lado oculto de nuestros patrones de
producción y consumo y hace un llamado a que nos unamos para crear un mundo más
justo y sustentable. Les va a enseñar cosas y puede cambiar para siempre la
forma en que ven las cosas.
Las
cosas que a diario utilizamos y que antes han llevado un largo proceso de
fabricación son una de las causas de contaminación en nuestro hogar. Debido a
que la mayoría de ellas requieren la previa utilización de la materia prima,
grandes fábricas, empresas y entidades han explotado exageradamente dichos
recursos causando desastres naturales como terremotos, tsunamis y un invierno
bastante violento. Cada día el mundo se enferma más y somos nosotros los
humanos los principales causantes de dicha enfermedad. Cambiar
nuestro estilo de vida representaría una estabilidad pera nuestro planeta ya
que todos los residuos que llegan a nuestras casas, trabajos, colegios y demás
terminan tristemente en los suelos de las calles y avenidas de las ciudades,
pueblos y veredas de todo el planeta.
Referencias.